El príncipe
desaparecido
Érase una
vez, en un país llamado Rasen, capturaron a su príncipe por la
noche. Cuando la noticia llegó a oídos de los mejores guerreros del
país, se convocó una reunión con el rey Federico, el rey alterado
por la desaparición dijo:
-¡Seguro
que lo ha capturado una bruja con su magia negra!
A partir de
ese momento comenzó la reunión.
-¡Yo iré
a rescatarlo, pero por un precio! Dijo un guerrero con pinta de tener
buenos recursos.
-¡Yo lo
haré gratis! Dijo una voz dulce.
Todos se
apartaron y miraron a esa persona, era una mujer de unos 23 o 24
años. Tenía el pelo rubio con tiras de castaño. Llevaba puesta una
armadura de oro. Tenía una espada guardada y un arco con flechas a
la espalda.
Entonces
todos se rieron, y el rey dijo:
- Mañana serán las pruebas para ver quién irá.
- ¡Mañana el príncipe podría estar en la barriga de la bruja!, gritó uno.
- Entonces serán hoy, dijo el rey.
Dicho y
hecho. A los 10 minutos estaban en el jardín del castillo. Se
hicieron dos pruebas:
En la
primera se hizo tiro con arco, hubo unas muy buenas puntuaciones pero
la mejor era la de la mujer.
El Rey se
quedó impresionado con su puntuación, se acercó a ella y le
preguntó:
- ¿Cómo te llamas joven?
- Me llamo Reisel, Reisel Davenport. Respondió ella.
El Rey
asintió y gritó a todos:
- ¡Ya tenemos la ganadora de esta prueba!
La segunda
prueba habría que derrotar a un soldado enorme y fiero.
Nadie le
venció, excepto Reisel.
A los 5
minutos Reisel se fue a buscar al príncipe. Al salir de las
fronteras del país, Reisel se dio de bruces con un lobo hambriento y
feroz. Antes de que el lobo le atacase desenfundó su arco, y le pegó
un flechazo en la cabeza. Por algo había ganado el tiro con arco...
Más tarde
anocheció y tenía hambre, así pues buscó un conejo y lo puso al
fuego. Se echó en un lecho de hierba y allí pasó la noche.
Al amanecer,
siguió su camino para buscar al príncipe.
Encontró un
torreón, y en la pequeñísima punta estaba el príncipe con pinta
de tener mucho mucho miedo.
Reisel
escaló el torreón y le dijo al príncipe:
- He venido a rescatarte
- Una chica... Murmuró el príncipe
- ¿Tienes algún problema? Dijo Reisel ya un poco disgustada.
- Bueno, da igual. ¿Cual es el plan?
En ese
momento se abrió la puerta de la azotea y apareció una bruja fea ,
con un gorro negro y una túnica. Y gritó:
-¡Como te
atreves a entrar aquí...!
La bruja no
pudo acabar la frase porque Reisel le había clavado la espada
velozmente.
Volvieron al
país y el Rey dijo:
- ¡Muchísimas gracias!, y entonces preguntó -¿Cuánto dinero quieres?, dijo el Rey.
- Con un gran festín me conformo.
Comenzó el
festín y fueron felices y comieron codornices.
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