lunes, 24 de marzo de 2014

Cuento de Montse



                                         El sueño de Dracasso

Una mañana soleada, Dracassín estaba jugando en un Drago, una planta muy típica de las Islas Canarias, pero que había nacido en el Colegio Pablo Ruiz Picasso, en Málaga.                                        
¡Dracassín! -dijo su padre- ¡ven a cenar!. Vale papi, ya voy -contestó el pequeño dragón-,  bajó con mucho cuidado por las hojas gruesas y de color verde y se dirigió a la cocina.
Cuando terminó de cenar, el pequeño se acostó y su padre, el señor Dracasso, se bajó a la biblioteca como todas las noches para ordenar los libros que durante el día los alumnos del colegio habían leído. Cada noche cuando terminaba su trabajo siempre se sentaba al lado de una lámpara pequeña y leía un poco, pero aquella noche, debido al cansancio, se quedó dormido con el libro en la mano. Mientras dormía Dracasso comenzó a soñar que habían entrado a robar al huerto que había en el patio, eran unos hombres muy malos que querían quedarse con las patatas, tomates, pimientos y lechugas que habían plantado los niños con mucha ilusión.
En ese momento, Dracassín, que estaba dormido en su habitación se despertó y comenzó a buscar a su padre, vio una escalera y el pequeño las bajó.
¡Ohhh! - dijo Dracassín- al ver la biblioteca, nunca había estado entre tanto libro, corrió a los que tenía colores más fuertes y cogió uno sin darse cuenta de que su padre dormía. Comenzó a leerlo y de pronto escuchó un ruido, miró y allí estaba su padre dormido, pero se movía mucho, parecía que estaba luchando y comenzó a llamarlo. ¡Papá, papaaaa! En ese momento el libro que tenía Dracasso entre sus manos se cayó al suelo y se despertó sobresaltado.
¿Qué haces aquí? -preguntó el padre-. Papi -dijo Dracassín- me he despertado y no estabas y me he asustado. Bueno tranquilo, ya estás conmigo -le contestó Dracasso- y le contó a su hijo que había tenido una pesadilla, que creía que estaban robando el huerto y que estaba intentando llamar a los profesores y al director. El pequeño estaba emocionado al ver tantos libros juntos y su padre al verlo tan feliz le enseñó los que explicaban como se plantaban verduras y frutas.
El pequeño comenzó a leer cuándo era el mejor tiempo para plantar las habas y los tulipanes y así comenzó su afición por las plantas y por la lectura. Su padre, el señor Dracasso, estaba súper orgulloso y contento de que las grandes aficiones que él tenía, las pudiera compartir con su hijo  y le contó un secreto.
El Drago que había en el patio, lo había plantado él después de que un profesor le diera una semilla. A él, le gustó mucho la planta y además le parecía muy bonito y curioso que la planta se llamará Drago, el Dracasso y su hijo Dracassín, parecía que todos eran de la misma familia y por eso siempre la cuido, al igual que sus libros. Y gracias a su afición por la lectura y por el campo su hijo creció en un entorno súper feliz.

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