sábado, 22 de marzo de 2014

Cuento de Pablo

Los cuentos van llegando



¡SALVEMOS EL COLE!


Mi colegio se llama Pablo Ruiz Picasso, ¡ah! y mi nombre, me llamo Pablo, y os voy a contar  una aventura que me pasó hace cuatro años.
Sobre las 11:03 le pedí al profe si podía ir al baño.-Si –dijo él. Yo fui, y cerré la puerta. Cuando acabé intente abrir, pero no podía, empecé a darle patadas pero no se abrió. Cayó la noche y sobre las 22:09 conseguí salir. Estaba aburrido y me fui a la biblioteca. Empecé a leer. Y vi una sombra que se movió, luego una cola verde. Hasta que ¡lo vi! ¡No sé cómo, pero era Dracasso! El me miró y me dijo como si me conociera de toda la vida.- ¡Hola!- dijo él, y aparte, otra vocecilla dijo.- ¡Hola!- ¡eran Dracasso y Dracassín!- ¡No chilles por favor!- dijo Dracasso.-¡¿por qué estáis vivos!?- les pregunté. –Noches de luna llena… -dijeron a coro. -¿Por qué no puedo chillar?- dije- porque alguien nos puede oír.- dijo Dracasso. De repente escuchamos voces en la planta de arriba, subimos a investigar y vimos a tres personas raras. No sabíamos quienes eran hasta que vimos pistolas en sus cinturones. –Por lo que ¡¡¡¡¡son ladrones dé…!!!!! ¿De qué? me pregunté. Se me vino a la cabeza los trofeos del cole. -¡Los trofeos!- Dije- ¿Qué pasa con los trofeos?- dijo Dracasso- ¡Los trofeos es lo que vienen a robar!- dije- ¿Y qué hacemos?- Dijo Dracassín.- Pues, es lógico, tenderles una trampa. -dije.
 Por el pasillo pasó una cucaracha, Dracassín chillo, los tres nos persiguieron, un ladrón vino a por cada uno. Yo bajé las escaleras, y me escondí en secretaría, Dracasso, salió del colegio y echó a volar y Dracassín, fue más astuto, aunque no lo parezca es súper fuerte y lo que hizo fue que se metió en la clase más cercana al ascensor, cogió una silla y se la tiró a la cara, y dijo. -¡Uno menos!¡Ya solo faltan dos!- dijo. Los otros dos empezaron a subir las escaleras, y mientras, Dracassín cogió dos mesas y las tiró por las escaleras y dejó fuera de juego a los dos a la vez y dijo- Pues no era tan difícil. Y Dracasso dijo- ¡Muy bien hijo!-. Al día siguiente todos los profesores y las profesoras estaban ahí, junto a los médicos, policías,… Ese día fui a la biblioteca, miré a Dracasso y a Dracassín y me guiñaron el ojo, y en ese momento me di cuenta que lo de las noches de luna llena era todo mentira.             
                                FIN

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