jueves, 6 de marzo de 2014

Platero

Platero es pequeño, peludo, suave;
 tan blando por fuera,
que se diría todo de algodón,
 que no lleva huesos.
Sólo los espejos
de azabache de sus ojos
son duros cual dos escarabajos
 de cristal negro.
 Lo dejo suelto y se va al prado
 y acaricia tibiamente, rozándolas apenas,
las florecillas rosas, celestes y gualdas...
 Lo llamo dulcemente: ¿Platero?,
y viene a mí con un trotecillo alegre,
 que parece que se ríe,
en no sé qué cascabeleo ideal...

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